El ataque de Gallant a Netanyahu airea los trapos sucios del Gobierno, pero no hay una respuesta fácil para el "día después" en Gaza
¿Quién gobernará en Gaza? No parece haber una buena respuesta
Tras haber permanecido oculto durante meses, el miércoles salió a la luz uno de los mayores conflictos del Gobierno israelí.
En unas declaraciones televisadas que recuerdan a las que provocaron su despido (y posterior reincorporación) el año pasado, el ministro de Defensa Yoav Gallant arremetió contra el primer ministro Benjamin Netanyahu por su política, o más bien por la falta de ella, respecto a quién debería gobernar Gaza después de la guerra.
"La indecisión, es en esencia, una decisión - esto conduce a un curso peligroso, que promueve la idea de un gobierno militar y civil israelí en Gaza", acusó Gallant - miembro del partido Likud de Netanyahu -, prometiendo que no lo apoyaría.
Pidió a Netanyahu que declarara que Israel no seguiría gobernando el enclave después de la guerra, al tiempo que dejaba caer que las motivaciones de Netanyahu eran políticas, en un intento del primer ministro de apaciguar a sus socios de coalición más derechistas, que a continuación atacaron salvajemente a Gallant por sus comentarios.
Las declaraciones del ministro de Defensa siguieron a un vídeo publicado anteriormente por Netanyahu, en el que reiteraba su postura de que los debates sobre el "día después" en Gaza carecían de sentido hasta que Hamás fuera derrotada. Más tarde respondió a Gallant diciendo que no "cambiaría de Hamastán a Fatahstán". Netanyahu ha repetido este lema muchas veces para expresar su oposición a que la Autoridad Palestina (AP), controlada por la facción Al Fatah, tenga un papel en la gobernanza de Gaza tras la guerra.
La declaración de Gallant levantó el velo sobre un conflicto que divide al gobierno y a los servicios de seguridad de Israel desde que comenzó la guerra, y que se ha visto aún más exacerbado por la constante presión de la administración Biden exigiendo a Israel que exponga su política para el "día después".
Durante meses, los informes de los medios de comunicación israelíes han citado a altos oficiales anónimos de las FDI quejándose de la falta de estrategia en Gaza, mientras que Benny Gantz, Gadi Eisenkot y el resto del Partido de Unidad Nacional lo han hecho abiertamente pero sin abandonar aún el gobierno.
El ejemplo más claro de los peligros derivados de esta situación puede verse en la actual ofensiva de las FDI, en la que los soldados israelíes tuvieron que entrar en la zona de Jabaliya por segunda vez, y en la ciudad de Zeitoun por tercera vez desde el pasado mes de octubre.
Los jefes de seguridad israelíes son partidarios de la solución que ya expuso el presidente estadounidense Joe Biden en noviembre, y que prevé "Gaza y Cisjordania... reunificadas bajo una única estructura de gobierno, en última instancia bajo una Autoridad Palestina revitalizada".
Aunque la AP(autoridad palestina) ha dado algunos pasos para mostrar su intención de "revitalizarse", también ha participado en conversaciones de unidad con Hamás, lo que subraya el peligro de transferir el poder a un grupo que "apoya el terror, educa para el terror y financia el terror", como dijo Netanyahu el miércoles.
Otra opción que se ha barajado es transferir el gobierno de Gaza a una "coalición de voluntarios" formada por Estados árabes moderados. Una versión de esto prevé incluso que Gaza se convierta en un "Singapur en el Mediterráneo".
Todos estos planes han fracasado hasta ahora por los grandes obstáculos que plantean los Estados árabes, incluido el reconocimiento de un Estado palestino, y no parece que avancen hacia el éxito.
Otra posibilidad, que ya se ha considerado un fracaso, era la idea de transferir el poder a clanes locales no afiliados a Hamás en Gaza.
Tras parecer cobrar cierto impulso en enero, esta esperanza se desvaneció cuando los medios de comunicación árabes informaron en marzo de que Hamás había ejecutado al jefe de un clan local por colaborar supuestamente con Israel.
En una entrevista concedida a finales de marzo, el ministro israelí de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, miembro observador del Gabinete de Guerra y considerado uno de los más estrechos confidentes de Netanyahu, dejó entrever el pensamiento del círculo íntimo del primer ministro, piedra de toque del enfado de Gallant y de los jefes de seguridad.
"No se puede acabar con su dominio político en Gaza sin desmantelar sus capacidades militares", dijo Dermer. "Es imposible mantener una conversación sobre el plan del 'día después' hasta que Hamás sepa que se han ido".
La idea que cualquier otra fuerza entraría en Gaza antes de que Hamás fuera derrotada de forma decisiva es "ridícula", añadió.
Cualquier idea defendida por Israel sería automáticamente impopular entre los palestinos y la "calle árabe", argumentó Dermer, sugiriendo que las demandas deberían dirigirse en cambio a Estados Unidos y a la comunidad internacional.
Sin embargo, en lugar de seguir comunicando eficazmente estas ideas, el primer ministro aparentemente no consideró necesario discutir esta cuestión en los últimos meses, ni en público ni en privado, lo que provocó que Gallant aireara los trapos sucios del gobierno a la vista de todos.
Pero a pesar de las profundas desavenencias entre Gallant y el Partido de Unidad Nacional de Gantz, por un lado, y el resto del gobierno, por otro, parece poco probable que la tambaleante coalición de emergencia en tiempos de guerra llegue a su fin por esta cuestión.
El último intento de Netanyahu de despedir a Gallant acabó en humillación, y el ministro de Defensa ha erosionado todo el apoyo de su propio partido, por lo que es poco probable que abandone su posición de poder sin un plan de respaldo.
Aunque las consideraciones políticas seguramente desempeñarán un papel en todos los bandos, la cuestión central de quién gobernará Gaza después de la guerra sencillamente no tiene una respuesta preparada.
La mayoría de los israelíes se oponen a devolver las riendas a la AP, mientras que gran parte de la población tampoco quiere ver a sus hijos luchando contra insurrecciones en los sinuosos callejones del enclave durante las próximas décadas. Y los Estados árabes tampoco parecen dispuestos a gobernar allí.
Mientras tanto, la cuestión de fondo sigue sin resolverse, y los soldados de las FDI siguen luchando, y muriendo, en lugares que desalojaron de terroristas, sólo unas semanas antes.
Hanan Lischinsky es licenciado en Estudios sobre Oriente Medio e Israel por la Universidad de Heidelberg (Alemania), donde pasó parte de su infancia y juventud. Terminó el bachillerato en Jerusalén y sirvió en el Cuerpo de Inteligencia de las FDI. Hanan y su esposa viven cerca de Jerusalén, y se incorporó a ALL ISRAEL NEWS en agosto de 2022.