La Esperanza de Israel

El domingo pasado, cuando las tres jóvenes rehenes israelíes, Romi Gonen, Doron Steinbrecher y Emily Damari fueron liberadas y vi los vídeos de su reencuentro con sus familias y seres queridos, no pude evitar que me cayeran las lágrimas. Eran lágrimas de alegría y alivio al ver que habían llegado vivos a casa. Al mismo tiempo, mi corazón está destrozado por todo lo que han pasado y por lo que seguirán enfrentando después de haber estado traumatizados durante más de 470 días en el infierno de los túneles de Gaza.

Sé por mi propia experiencia con el trauma y la separación de un ser querido que la tragedia inicial no termina del todo incluso después de que te hayas reunido con él, porque tu ser querido nunca volverá a ser el mismo. Con la ayuda de Dios, pueden superar el dolor que han sufrido, pero las heridas son profundas y las cicatrices permanecen. Todo, desde la forma en que llevan su vida cotidiana hasta cómo se relacionan con los demás y cómo manejan el estrés, se ve afectado, como bien sabe cualquiera que haya experimentado el TEPT.

El acuerdo de alto el fuego/liberación de rehenes que Israel se ha visto obligado a aceptar es un «acuerdo» terrible y es realmente un intercambio de vidas (algo precioso para Israel) por la posibilidad de más terror, violencia y muerte (algo en lo que Hamás está empeñado). Este fin de semana, se espera que Israel libere a 200 prisioneros palestinos, incluidos los que cumplen cadena perpetua por delitos violentos, a cambio de cuatro mujeres soldado israelíes que no han cometido ningún delito. En la primera fase del «acuerdo», Israel liberará a un total de 1900 palestinos, muchos de los cuales son delincuentes violentos, a cambio de 33 rehenes civiles.

Hamas sabe cuánto valora Israel una vida, como si fuera el mundo entero, y lo valiosas que son las mujeres para todos los ámbitos de la sociedad israelí. En cambio, la ideología malvada que infecta a Hamas (y a sus socios en el terror) les lleva a sacrificar a las mujeres y los niños de sus propias comunidades, utilizándolos como escudos humanos. Las mujeres son consideradas como simples propiedades. Igual de desgarrador para lo que Israel ha soportado a manos de Hamas es el impacto que su ideología tiene en los niños de Gaza. Tan pronto como entró en vigor el alto el fuego, Hamás no perdió tiempo en volver a las calles para reclutar a jóvenes para su culto a la muerte.

Aunque el acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes que Israel ha aceptado no es motivo de celebración y los rehenes liberados se enfrentan a años de recuperación, todavía hay esperanza para el futuro.

En los últimos 15 meses, Israel ha debilitado el «anillo de fuego» (los representantes iraníes) y ha abierto una vía para la eliminación de las instalaciones nucleares de Irán. La posibilidad de que la ampliación de los Acuerdos de Abraham incluya a Arabia Saudí (sin contingencia para un Estado palestino) también podría llevar a otras naciones a seguir su ejemplo, extendiendo aún más la esperanza en toda la región circundante.

En las primeras 24 horas de la nueva administración del presidente Trump, firmó más de 200 órdenes ejecutivas, cinco de las cuales afectan directamente a Israel y Oriente Medio. Entre ellas se incluyen la sanción a la CPI, que ha atacado implacablemente a Israel, la retirada de fondos a la UNRWA una vez más, la deportación de titulares de visados que participan en actividades pro-Hamas en ciudades estadounidenses y campus universitarios, el levantamiento de la restricción de la venta de armas a Israel y la revocación de las sanciones contra los colonos israelíes en Judea y Samaria. Si los estadounidenses pueden hacer retroceder la agenda woke y de izquierdas y volver a elegir a Donald Trump después de todo lo que ha sucedido en los últimos cuatro años, también hay esperanza para el futuro de Estados Unidos.

Isaías 40:31 dice: «Los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas. Volarán con alas como águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán».

La ESPERANZA de Israel de la que se habla en Isaías 42:1-4 todavía puede cambiar corazones y salvar vidas en todo el mundo.

«Este es mi siervo, a quien sostengo;
mi elegido, en quien me deleito;
Pondré mi Espíritu sobre él,
y él traerá justicia a las naciones.
No gritará ni clamará,
ni alzará su voz en las calles.
No quebrará la caña cascada,
ni apagará la mecha que humea.
Con fidelidad hará justicia
y no vacilará ni se desanimará
hasta que establezca la justicia en la tierra.
Y las costas esperarán sú ley».