«80% vuelven al terrorismo» - Israel se prepara para el aumento del terror causado por los presos palestinos liberados

A pesar de la alegría por el regreso de los rehenes israelíes y el apoyo mayoritario al acuerdo de alto al fuego, la mayoría de los israelíes son muy conscientes de los peligros que plantea el lado oscuro del alto al fuego: la liberación de más de 1.000 terroristas y simpatizantes del terrorismo de las cárceles israelíes.

Las familias de los rehenes que siguen en cautividad han recibido, como es lógico, la mayor parte de la cobertura de los medios de comunicación, y la mayoría de ellas han estado presionando al gobierno para que acepte un acuerdo, incluso al precio de la liberación de miles de terroristas desde que comenzó la guerra.

Sin embargo, hay otras voces que también merece la pena escuchar. Por ejemplo, algunas familias de rehenes organizadas en el Foro Tikva han rechazado continuamente la aceptación de lo que algunos denominan un acuerdo de «rendición», que deja a Hamás en el poder al tiempo que libera a terroristas empedernidos en las calles.

La sociedad israelí ha quedado profunda y personalmente marcada por las muchas guerras y los numerosos atentados terroristas a lo largo de sus pocas décadas de existencia. La mayoría de la gente se ha visto directamente afectada por ellos o conoce a alguien que ha muerto o ha resultado herido en una guerra o un atentado terrorista, lo que inevitablemente tiñe todas las opiniones sobre este tipo de acuerdos.

En un ejemplo reciente, el periodista de asuntos religiosos del Canal 12 Yair Cherki, que perdió a su hermano mayor en un atentado terrorista en 2015, comentó sobre el acuerdo. Cherki se sorprendió al enterarse de que el asesino de su hermano será puesto en libertad tras menos de 10 años en prisión.

«Se sabe que hay una injusticia inherente en esta situación, pero no puedo soportar el hecho de que [su sentencia] se acorte de modo que ni siquiera ha pasado una década desde el asesinato, y el terrorista ya está en libertad», dijo Cherki.

A pesar de ello, Cherki dijo que habló con la hermana de Romi Gonen, que fue liberada en la primera tanda de rehenes israelíes, y llegó a la conclusión de que el acuerdo era la decisión correcta. «Le escribí lo que realmente pienso: al fin y al cabo, mi hermano se ha ido y Romi sigue viva. Esto es lo básico y sencillo que hay que hacer», dijo Cherki.

Además de la grave injusticia que supone la liberación anticipada de asesinos convictos, las excarcelaciones de presos del pasado siempre han provocado un aumento del terrorismo sobre el terreno.

El viernes pasado, el director del Shin Bet, Ronen Bar, presentó al gabinete de seguridad estadísticas que indicaban que «el 82% de los liberados en el acuerdo de Gilad Shalit en 2011 volvieron al terrorismo», y que el 15% de ellos llevaron a cabo personalmente atentados o los planearon.

Bar añadió que otros se dedicaron al terrorismo recaudando fondos o proporcionando información a grupos terroristas.

Los más tristemente célebres de los más de 1.000 presos liberados en 2011 fueron, por supuesto, el dirigente de Hamás Yahya Sinwar y docenas de sus «colegas», que llegaron a liderar el grupo en la última década.

El ex jefe militar de Hamás Ahmed Jabari se jactó entonces de que los presos liberados en virtud de este acuerdo habían sido responsables de la muerte de 569 israelíes. Desde entonces, Sinwar y sus subordinados han sido responsables de la muerte de más de 1.200 israelíes, y sumando.

Bar explicó que la liberación de los terroristas no sólo contribuirá directamente al terrorismo, sino que también sirve para inflamar el ya tenso ambiente de Judea y Samaria, haciendo que los grupos terroristas busquen más «logros» y, en general, aumentando la motivación para llevar a cabo atentados.

Doron Kadosh, corresponsal militar de Radio del Ejército, analizó la lista de 734 terroristas que serán liberados en los próximos 42 días, destacando algunos de los más infames, muchos de los cuales fueron responsables de horribles atentados durante la Segunda Intifada a principios de la década de 2000.

Los que tienen las manos manchadas de sangre israelí serán exiliados fuera de Israel, mientras que a los demás se les permitirá regresar a sus hogares en Judea y Samaria, y Jerusalén oriental.

Entre los terroristas «pesados» se encuentra Ahmad Barghouti, estrecho colaborador y primo del más famoso Marwan Barghouti. Ahmad fue condenado a 13 cadenas perpetuas por dirigir una célula terrorista en cuyos atentados murieron 12 israelíes, incluido el atentado suicida en el restaurante Seafood Market de Tel Aviv en 2002.

Otra célula terrorista que quedará en libertad está formada por Wael Kassem (el líder), Wissam Abbasi y Muhammad Odeh, responsables del atentado contra el Moment Cafe de Jerusalén, en el que murieron 11 israelíes, del atentado contra el Spidel Club de Rishon Lezion, en el que murieron 15 israelíes, y del atentado contra la cafetería Frank Sinatra de la Universidad Hebrea, en el que murieron 9 israelíes.

Otro terrorista que no está previsto que se exilie es Mahmoud Atallah, condenado por asesinar a una mujer palestina sospechosa de cooperar con Israel. Durante su estancia en la prisión de Gilboa, fue acusado en septiembre de 2023 de la violación de una funcionaria de prisiones en el escándalodel«proxenetismo carcelario».

Tras conocerse su liberación, varias guardias de la prisión de Gilboa pidieron al ministro de Defensa, Israel Katz, que Atallah fuera deportado.

Por último, uno de los terroristas más famosos que va a ser puesto en libertad -pero no exiliado- es Zakaria Zubeidi, ex comandante de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa en Yenín.

Actualmente está en prisión por delitos distintos del asesinato, pero en el pasado fue responsable de varios atentados terroristas, entre ellos uno contra la sede del Likud en Beit Shean, en el que fueron asesinados seis israelíes. También estuvo entre los terroristas que se fugaron de la prisión de Gilboa en 2021.