100 días en Gaza

Hoy se cumplen 100 días de la inhumana matanza perpetrada por Hamás el 7 de octubre contra más de 1.200 personas en Israel y del secuestro de cientos más, 136 de los cuales siguen secuestrados en Gaza. Los rehenes son ciudadanos de unas 20 naciones y proceden de diversas confesiones, como judíos, cristianos, musulmanes, budistas e hindúes.

Uno de los rehenes es Hersh Goldberg-Polin, de 23 años, cuyos padres, Rachel Goldberg y Jon Polin, han sufrido un vuelco en sus vidas y no escatiman esfuerzos para traerlo a él y a todos los rehenes a casa.

Al igual que su hijo Hersh, con doble nacionalidad estadounidense e israelí, amante de los viajes y que tenía previsto un viaje de dos años a Asia para el mes pasado, Rachel ha viajado por el mundo, no por diversión sino por necesidad. Ha conocido a presidentes y primeros ministros, senadores, embajadores e incluso al Papa.

Como explica Rachel, cree fervientemente que la liberación de Hersh está en manos de Dios y tiene que "correr hasta el fin del mundo para intentar salvarlo".

"No sé qué piedra voltearemos que vaya a ser la puntilla (para liberar a Hersh). Soy una persona religiosa. La oración me ha dado una fuerza y un consuelo tremendos. Creo que (la redención de Hersh) vendrá de arriba, de Dios", dijo, añadiendo: "Pero no sé cuál será el recipiente, así que tengo que ir a todas partes. No sé cuál es el plan de Dios: ¿es el Papa o la agradable joven que vino a mi puerta con galletas?".

Hersh fue secuestrado en el festival de música Nova el 7 de octubre, donde 367 personas fueron masacradas, las mujeres brutalmente violadas, y del que decenas fueron secuestradas. Hersh fue uno de los secuestrados en Gaza después que terroristas de Hamás le volaran el brazo izquierdo, y desde entonces no se sabe nada de él. 

Para Rachel y Jon, eso fue "hace otro universo". Están angustiados por el miedo y el trauma. Luchan durante 18-20 horas al día, y Rachel se considera a sí misma y a sus acciones un fracaso, hasta ahora. En muchos sentidos, ha perdido la fe en la humanidad.

Rachel contó cómo, en una audiencia privada con el Papa Francisco, él compartió algo que ha sido un consuelo desde ese encuentro: El Papa dijo que lo que ella ha experimentado es terrorismo, y que el terrorismo es la ausencia de humanidad.

Frente a la inhumanidad de Hamás, y a pesar de los horrores que se han visto obligados a vivir durante más de tres meses, Rachel muestra un fuerte sentido de la claridad moral y abundante humanidad. Citó el ejemplo del alto el fuego temporal de noviembre, durante el cual se liberó a 105 rehenes, junto con una ingente ayuda humanitaria para los gazatíes. Rachel cree que éste es un modelo importante para conseguir la liberación del resto de los rehenes.  

A diferencia de muchas de las otras familias que miraban desesperadas para ver si sus seres queridos eran liberados de su cautiverio en el acto mediático orquestado por Hamás, Rachel no tenía expectativas que Hersh fuera liberado porque sólo se liberaba a mujeres y niños. Esto es lo que le permitió celebrar la liberación de cada uno de los rehenes, especialmente porque las familias de los rehenes se han convertido ellas mismas en una familia ampliada.

Rachel dijo que también le gustaría que llegara más ayuda humanitaria a Gaza, señalando que cientos de miles de gazatíes también están sufriendo, el 85% de ellos desplazados.

"Dejemos entrar la ayuda humanitaria y dejemos salir a los seres humanos", dijo Rachel.

Rachel habló de la necesidad de actuar, no de apoyo emocional. Implora a la gente que piense con originalidad. Como ciudadana estadounidense, está agradecida al Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y a otras personas que, según ella, sí se preocupan. Quedan seis rehenes estadounidenses con vida, tras la tercera mayor masacre de estadounidenses desde el 11 de septiembre. A pesar del apoyo estadounidense, insta a actuar a diario, señalando que "a los estadounidenses no les gusta que tomen a estadounidenses como rehenes contra su voluntad". Los estadounidenses deben ponerse en contacto con la Casa Blanca todos los días con un simple mensaje: "Hay 136 personas, entre ellas seis rehenes estadounidenses, retenidas por Hamás. No me parece bien".  (Línea de comentarios de la Casa Blanca: 202-456-1111, Correo electrónico: [email protected])

Rachel señala con franqueza que no ha visto indicios que la Cruz Roja esté dispuesta a prestar ayuda material, pero intenta concederles el beneficio de la duda. Su respuesta: "Estamos en la frontera.  Queremos entrar. Hamás no nos deja entrar". Cree que "donde hay voluntad hay un camino" y que se puede y se debe hacer más. Se pregunta retóricamente por qué no pueden, o no quieren, hacer más y trazar líneas rojas para Hamás.

En general, Rachel cree que el mundo hace la vista gorda y no entiende quiénes son los rehenes. La implicación es que en cualquier otro lugar del mundo, la gente se preocuparía más de lo que se está manifestando por los rehenes judíos/israelíes. Sin embargo, no se limita a culpar a los demás.

"Yo he fracasado. Nosotros hemos fracasado. Los gobiernos del mundo han fracasado. ¿Cómo es posible que no podamos recuperar a estas personas?", dijo en su frustración.

El mundo debe saber que los rehenes procedían de 33 países, con edades comprendidas entre los nueve meses y los 87 años. De los 136 que siguen cautivos de Hamás, se ha confirmado la muerte de 23. Aporta ejemplos de que si personas como ésta hubieran sido secuestradas y tomadas como rehenes en cualquier otro lugar, el mundo se levantaría en armas y no se permitiría que siguiera ocurriendo. Es una catástrofe humanitaria mundial.

La Fundación Génesis 123 ha iniciado una campaña mundial de peticiones para liberar a TODOS los rehenes, algo importante para reducir la presión sobre Israel para que se conforme con menos.

Rachel señaló que los cristianos han sido especialmente alentadores con ella durante este tiempo. Más de 100.000 personas enviaron fotos mostrando un cubierto en su mesa de Navidad con el nombre de Hersh.

El domingo 14 de enero, Rachel pide a todo el mundo que participe en un mensaje humanitario urgente y sencillo. Como ha hecho desde el principio, pide a cada uno que coja un trozo de cinta adhesiva o una pegatina con el número 100 y se lo ponga en la ropa, encima del corazón. El objetivo es que participen un millón de personas. Es especialmente poderoso si lo hacen cristianos y otras personas no judías.

Rachel Goldberg es familiar de uno de los 136 rehenes.  Además de los rehenes por los que tenemos que rezar y abogar, hay miles de seres queridos de todos estos rehenes que viven un trauma en cámara lenta, a veces sin esperanza, cuyas vidas han dado un vuelco y para quienes, incluso cuando sus seres queridos sean liberados, sus vidas nunca volverán a ser las mismas.  

Le pregunté a Rachel cómo podíamos rezar por ella y por todas las familias. "Realmente me consuelan los Salmos, es un verdadero libro de autoayuda. Rezo salmos a lo largo del día". Señaló en particular los salmos que le dan ánimo: 135, 121, y el Salmo 13 que es tan desesperado, preguntando a Dios: ¿Hasta cuándo me vas a hacer pasar por esto?". Incluso el Salmo 23 es un consuelo, que incluso en estos tiempos oscuros, su copa está rebosando.